Daniel Burman vuelve otra vez al barrio de su pertenencia, el que conoce en profundidad y con el que nos regaló muy buenos Films. Aquí un hombre dedicado a la beneficencia de un compulsivo y echando mano a cualquier tipo de recurso enreda a su hijo -un profesional que emigró a EEUU y que tiene problemas conyugales- en las bondades de la solidaridad, el amor y la vuelta a la religión. Caótica y sensible.