Si el principal interés del realizador Nicolás Capelli, también coguionista y colaborador de investigaciones con Pacho O’Donell, en cuyo libro se basa, fue mostrar tanto a San Martin como a Simón Bolívar lejos del bronce., su objetivo destinado a la más sana polémica está cumplido. Ellos se ven seres humanos debatiéndose con sus demonios y ambiciones, que se enfrentan en reuniones secretas donde se sella el destino del dominio español en América Latina. En la historia oficial siempre se habló de misterio sobre ese encuentro, pero también sobre el inexplicable renunciamiento de nuestro héroe máximo. El revisionismo histórico tiene aquí la palabra convincente. Como hecho cinematográfico, sin dudas ambicioso, el director no puede escapar del todo a lo que suele ocurrir con nuestros temas históricos, una solemnidad que contradice las intenciones, y deja librados a su suerte a los empeñosos actores Pablo Echarri y el colombiano Anderson Ballesteros, en registros distintos. Y el numeroso elenco se pierde con pocas escenas cada uno. Pero aún con esos problemas, el filme resulta interesante y valioso.
EL ENCUENTRO DE GUAYAQUIL
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