Una de las obras más importantes que se representan en nuestro país. Escrita por Diego Manzo, es un texto complejo, intenso, de gran vuelo, que muchos críticos han comparado con los esperpentos de Valle Inclán. Con una poética de la crueldad, estos personajes perdidos en un lugar de la pampa, están motorizados por el deseo, pero también por la desesperación. Son horribles pero al mismo tiempo ejercen cierto encanto utilizando una manera de “desnudarse” frente al espectador, confesando sus bajezas, ejerciendo una sinceridad tan dolorosa despojada de ropajes sociales que muestran toda la dimensión de su ruindad: Iberia que sueña con un pasado de juventud gastada en aventuras que mas que saciarla la dejaron sedienta y solo piensa en huir. Sin embargo está unida a un hombre que regenteo un circo de fenómenos recolectados en orfanatos de provincia a quienes somete o sometió a vejámenes varios. Un cura pedófilo que construye una estructura de santidad para la niña foca. Un peón que parece puro. Una chica fenómeno culta que aúlla por venganza. Juntos forman un friso de peores bajezas del ser humano entre verdugos y víctimas Son como decía el film feos, sucios y malos. Dignas criaturas de Fellini, Buñuel o Ripstein. Diego Manso es un gran autor.

Quiénes

Actúan: Ingrid Pelicori, Horacio Acosta, Ivan Moschner, Paloma Contreras, Fabiana Falcon, Juan Santiago
Diseño de escenografía y vestuario: Jorge Ferrari
Director: Rubén Szuchmacher

Dónde

Teatro Payro, San Martin 766

Por qué sí

Porque la puesta de Rubén Szuchmacher enaltece ese gran texto, reforzado por la excelente resolución escenográfica, y por un grupo de actores que son una delicia de ver. Ingrid Pellicori brilla en su composición de Iberia, ella puede lograr encanto en el barro de su desesperado personaje. Paloma Contreras es una niña-foca trágica, sedienta de venganza, vulnerable y furiosa. Iván Moschner le da a su Padre Garzone la lógica miserable de la corrupción y decadencia. Horacio Acosta es un siniestro rufián melancólico, capaz de urdir y protagonizar las peores bajezas. Y Juan Santiago juega bien la supuesta ingenuidad de un hombre a la altura de sus compañeros de lo horrible. Brillo, calidad y talento para una obra insoslayable. Impresionante.

Fragmentos de la obra

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