Ya se sabe que el género del terror tiene adeptos incondicionales. Pues bien esta vez tendrán un plato más suculento. Los policías de un pequeño pueblo descubren una matanza familiar y de yapa en el sótano de la casa encuentran el cadáver de una hermosa mujer conservado de maravillas (Ofelia Lovibond). Ese cuerpo no presenta signos de la violencia desatada a su alrededor y esta semienterrado. . Para resolver el misterio lo llevan a la morgue local, convenientemente ubicada en un sótano de pocos accesos, donde trabajan un padre y un hijo (Brian Cox y Emile Hirsch). Pero el cadáver se las trae. No tiene signos externos como causa de muerte pero tiene reservadas originales, asquerosas y malditas sorpresas. Todo el proceso de disección del cadáver con revelaciones impensadas aporta una intriga, con golpes de efecto de luz y sonido, que juegan muy bien los actores, con esa mujer muerta que parece viva. Y que no responde a la lógica de la biología humana. Pero hacia el final la peli comienza a transitar los carriles ya conocidos de visiones, luces que se apagan, y otras delicias ultra usadas por el género. Podría haber tenido mucho mas vuelo si se mantenía solo el clima amenazante que con pocos golpes de efecto se observa durante la autopsia. Una pena. Sin embargo con el «exquisito» cadáver el realizador tiene hallazgos y situaciones al borde de la repulsión de logrado impacto. Por eso los fieles al género festejaran los momentos de originalidad del director noruego Andrè Ouredal.
https://www.youtube.com/watch?v=tTuUkrot8qo