Es una comedia simpática sobre la crisis de un hombre de alrededor de 40 años que todo lo soporta, en su trabajo y en su familia y que no puede decir que no a nadie. Ni a su esposa abusiva, una periodista sin horarios y con viajes frecuentes, ni a sus malhumorados hijos, la chica obsesionada por el éxito que lo critica sin piedad, un hijo que se hace vegetariano y defensor de los animales, ni a un compañero enloquecido que lo ataca y que cuando huye del neuropsiquiátrico va a vivir a su casa. Ni siquiera a su hermana que le deja de prepo el cuidado de un perro. Con estos ingredientes el director Domenik Moll que escribió en guión con Guilles Marchant y buenos actores logra un film agradable, que por momentos decae y crece hacia el final que conforma a todos a seguir viviendo en una sociedad que no los entiende. La mirada de un hombre en crisis en una sociedad opulenta, que sueña con ser astronauta y que aprende a comprender que el olvido de los ideales nos hunde en una rutina sin salida. Un entretenimiento agradable que se deja ver.