Una película iluminada por el talento de Emily Dickinson, realizada con intensidad inusual sin solemnidad por un director, casi desconocido en nuestro país, Terence Davies, con un trabajo conmovedor y revelador de Cynthia Nixon (famosa por su participación en “Sex and the city). La gran poeta norteamericana fue un caso excepcional, el reconocimiento y la fama la llegaron después de su muerte, un reconocimiento que ansiaba y que le fue retaceado, criticado y censurado en vida. Que nació en 1830 y murió en 1886. El costo de su libre albedrío fue rebelarse contra las convenciones de la época y no seguir los mandatos de casamiento e hijos. Para “hacerse dueña de su cuerpo y de su alma” decidió recluirse y vivió casi toda su vida en su casa paterna. Donde por las noches escribía constantemente y encuadernaba a mano sus poemas, trabajo que su hermana encontró cuando ella murió. Luego fueron venerados a la altura de su talento. Con inteligencia y talento el realizador le rehuyó a todos los lugares comunes de las biopic y utilizo efectos especiales y una gran reconstrucción de época, en ropajes y gestos, solo en función de la historia. El resultado es un film inusual, pasional, inteligente que se disfruta.