Para los que transformaron en éxito las dos anteriores de la saga, esta es una opción segura de entretenimiento, animación de carreras con sensación de vértigo y todo lo que acostumbro al público a amar estos autos antropomorfos. Para los más chicos esta garantizada diversión. Pero para un público adulto hay un argumento y una mirada inteligente sobre el paso del tiempo, la perdida de la gloria, la llegada de nuevas atracciones. Es que a Rayo Mcqueen por primera vez desde su consagración le toca perder. Llegan no uno sino varios corredores que alcanzan velocidades nunca vistas, un nuevo concepto en carreras. El y sus compañeros de siempre son dejados de lado por las nuevas estrellas que acaparan elogios, flashes, cámaras y fans. Ante tal situación que lo enfrenta a un retiro, un empresario le pone a disposición a una entrenadora que partirá con el para ponerlo a tono o dejar para siempre las carreras. Y es precisamente esta vuelta de tuerca en la historia la que hace interesante y recomendable esta película. Y más profunda que las dos entregas anteriores. Los recuerdos del pasado y la comprensión de una nueva realidad mas el reconocimiento del talento del otro están tratados con inteligencia. En ese aspecto es una grata sorpresa cuando uno pensaba que la franquicia no daba para más. Quizás también sea recomendable que con esta entrega se termine la saga, porque el cierre es de primera. Seguramente será la gran atracción de esta semana.