Transformar a Ricardo Darin, uno de nuestros actores mas famosos y queridos, en presidente de los argentinos, hace que de inmediato “La cordillera” sea la película que muchos quieren ver. Y lo mejor es que se encontraran con un trabajo impecable del actor acompañada por Erica Rivas, Dolores Fonzi, Gerardo Romano y grandes actores latinoamericanos que les sacan el jugo a sus breves participaciones: Daniel Giménez Cacho, Alfredo Castro, Elena Anaya, Paulina García, Christian Slater. Uno de sus elementos mas atractivos es el guión escrito por el director Santiago Mitre y Mariano Llinas que no solo mete al espectador en una realización precisa, costosa, impecable, en el mundo de la alta política. Un presidente argentino, es una buena diversión tratar de saber a quienes de los reales se parece, que se llama Blanco, que dice representar al hombre común, va a una cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile. Criticado por tener poca trascendencia en nuestro país y en la reunión, donde se decide una alianza estratégica fundamental, sabe que todos miran al primer mandatario de Brasil, apoderado “el emperador”. El llega con su equipo, sin partido político visible, y con una denuncia aún no pública que amenaza destruirlo en manos de su ex yerno. Allí comienza un juego político atractivo y terrible donde ese presidente con mala prensa jugará un rol importante. Pero también para manejar a su ex yerno hace traer a su hija (Dolores Fonzi) con problemas emocionales, que será tratada por un hipnotizador, que le da a la película un giro fantástico, un suspenso por momentos insoportable, y una develación de secretos del pasado. Santiago Mitre acierta no solo en el gran despliegue del mundo diplomático, pero también muestra los hilos de ese entramado, siempre invisible al resto de los humanos. Y le imprime a la intimidad del poder una cuota de cruel, maléfica y certera revelación.