Sergio Corach aclara que hizo su película sin ningún apoyo del INCAA y más que a pulmón. El la produce, la dirige, la protagoniza y co-escribió el guión con Pablo Maurette. El resultado es interesante, intenso y muy personal. Un hombre frente a su vida rutinaria, pesimista extremo, con una vida gris, un trabajo que no le gusta, angustiado y verborrágico que nos cuenta, nos hace leer, nos deja sentir toda la dimensión de su fracaso. Nos irrita pero nos seduce al mismo tiempo. Nos disgusta pero despierta nuestra curiosidad y también nuestro reconocimiento. Cómo puede sobrevivir alguien que solo tiene como noción de felicidad encontrarse por unos minutos en el ascensor con una chica que trabaja en otro piso del estudio jurídico que lo emplea. Pero además esta el delirio y lo extremo, hacer una prueba para un comercial donde debe practicar artes marciales o ir a una clase de tango donde le roban la mochila (algo similar sufrió en plena filmación). El resultado es una comedia intensa, que no se parece a ninguna, que muestra el particular talento del director y actor para redondear una odisea de la desesperación y la tristeza con toques muy graciosos y una creatividad infrecuente.