Nicanor Loretti esta destinado a traer un aire fresco y trasgresor al cine argentino. Lo probó con el acierto de Kryptonita y ahora lo intenta de nuevo con una leyenda cimentada en la muerte de grandes ídolos trasladada a nuestro país en el territorio del delirio. Se trata del tristemente célebre club que integran famosos cantantes y músicos que fallecieron a sus 27 años, con una vuelta de tuerca que explica el porque. No se trata de una horrible coincidencia basada en adicciones, presiones de la fama, dolores y abismos sino que sencillamente fueron asesinados. La punta del ovillo de la “trama siniestra” la da una fan que mira desde afuera una fiesta de su ídolo, y ve que este no se tiró por una ventana sino que lo tiraron y lo tiene filmado en su celular. El hombre que la va a ayudar es un policía muy especial, encarnado por Diego Capusotto, uno de los pilares del film, que desparrama momentos irónicos hacia la fuerza a la que pertenece y derrocha costados increíbles de su personalidad. Sofía Gala es la encantadora Fan. Y Daniel Araoz como el más oscuro del argumento. El problema de la película, que por supuesto transgrede edades de muertes de famosos, o los presenta ya grandes y hablando en español, no es la falta de ideas, en realidad las derrocha, sino la fluidez de la acción., el desarrollo de las mismas. Y que algunos personajes se toma demasiado en serio sus roles. Hay momentos memorables y otros no tanto que no se unen a la perfección. Sin embargo., el tono festivo esta logrado, lo original persiste, la comedia con su lenguaje de escenas de acción y estridencias de videoclip termina siendo un agradable entretenimiento.