LA RUEDA DE LA MARAVILLA

Cada nueva película de Woody Allen despierta entre sus seguidores argentinos una expectativa especial porque aun sus películas consideradas menores- esta no lo es- o aquellos imperfectos siempre están por arriba de la media y tienen su porción de encanto que solo él sabe lograr. Este film no llega a las alturas de “Blue Jazmin” pero tiene un homenaje a lo Eugene O Neil, con sus criaturas sin esperanza, llenas de amargura que transitan su largo viaje hacia la noche. Es lo que le pasa al personaje de Kate Winslet que ya de por si justifica con creces ver la película. Una mujer con un hijo piromaniaco, con sueños de actriz casi olvidados, con un marido que cuando toma es un peligro violento y su cura es inestable. Es una empleada en un restorán de almejas que vive con migrañas y con una disconformidad profunda por su presente, que apenas puede soportar. Un equilibrio delicado que se rompe con la llegada de la hija de su marido, una vampiresa que fue esposa de un gangster que se la tiene jurada por colaborar con el FBI, que se instala en su casa. Ella se aferra a un amante que sueña con ser dramaturgo, que estudia para ello, y que se gana la vida como guardavida. Ese amor que para el es una “experiencia” y para ella la última tabla de salvación, entra en zona de riesgo por la joven hija de su marido. Y en ese triángulo, Ginny el personaje de Kate, sacará afuera toda su oscuridad y locura. Este drama esta ambientado en Coney Island, en el parque de diversiones abierto todo el año, donde la familia vive mirando el esa festival de ruidos y colores estridentes que le permiten los lujos de iluminación al mítico Vittorio Storaro, mas un efecto dramático un momento clave. Además de la entrega conmovedora y rotunda de Winslet, Juno Temple esta perfecta en es mezcla de vamp e ingenua, Jim Belushi cumple muy bien como el marido y el padre que no sabe que hacer con las mujeres que rodean su vida. Justin Timberlake correcto. Un drama espeso que solo se atenúa con la ambientación perfecta de los años 50 y ciertas escenas llenas de encanto. El grueso de la acción es casi teatral, claustrofóbica, sin escape.


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