Una adolescente con un grado de autismo y un cuento de hadas que redondea su historia poco creíble, aunque el trabajo actoral de Dakota Fanning, le da espesor a su protagonista. Es la historia de Wendy, que vive en una suerte de clínica con puertas abiertas donde conviven jóvenes con problemas, llevados adelante por una terapeuta que consigue que ellos avancen. En su, a tener un trabajo, a relacionarse con otros personajes, y a escribir un guión sobre “Star Trek” (Viaje a las estrellas) para participar de un concurso de la productora al cumplirse el cincuenta aniversario de la serie. En los créditos finales se ve que muchos chicos autistas participaron haciendo de si mismos y que una entrenadora, Elaine Hall, le permite a la Fanning construir a Wendy: su vida gira en rutinas y estructuras que le permiten superar sus ansiedades y falta de comprensión de algunos ritos sociales, repeler el contacto físico y visual, anotarse cada indicación. Pero desde ahí el guión se dispara a lo imaginativo lejos de una realidad probable. La chica huye para llegar a Los Ángeles y entregar a tiempo su guión, en un camino poblado de problemas y gratitudes, a cada peligro una compensación como para que nada llegue a ser tremendamente angustiante. Una aventura de rutas, con su chihuahua a cuestas, poco dinero que encima le roban, un accidente impensado, un policía bueno, y un objetivo añorado: Que la hermana de la protagonista le permita conocer a su sobrina y la acepte en su vida. Lo dicho un cuento de hadas dirigido por Ben Lewin, con guión de Michael Golamco, que busca la emoción fácil, y que no cae en terribles golpes bajos porque posee a grandes actrices. Fanning y Tony Collette.
UN NUEVO CAMINO
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