EL ESPANTO

Es un documental de Martín Benchimol y Pablo Aparo que provoca no pocas polémicas. Para comenzar los mismos directores en sucesivas entrevistas, dan pistas dispares, como una mirada sobre los pueblos olvidados por los servicios médicos del estado, y que frente a esa realidad recurren con entusiasmo al curanderismo. Y con una galería de personajes salidos de la picaresca para crear un imaginario colectivo que por momentos plantea dudas sobre guiones, docu-ficción o simple ficción. Los responsables argumentan que con equipo mínimo han logrado un sinceramiento de los protagonistas que llama poderosamente la atención, que rozan el absurdo y que son entre encantadores y de convicciones retrógradas que dan escalofrío. Lo cierto es que esos protagonistas fueron, según sus directores, los primeros en reírse y festejarse cuando vieron el film especialmente estrenado en ese pueblo olvidado llamado “El dorado”. Con un trabajo técnico impecable, una composición fotográfica de gran calidad, lo que se ve, se escucha, las características de los personajes provocan risa, encanto, rechazo, pero nunca burla. El resultado es regocijante, sorprendente, increíble. Ese “espanto” del título alude a un mal que atacan a las mujeres y que –a diferencia de todos otros males- solo lo cura un viejo malhumorado con métodos que nadie del pueblo aprueba por digamos “sus implicancias físicas”. Hay que ver este film para sumarse a una experiencia distinta y quizás a la discusión siempre bienvenida.


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