ROJO

El joven y talentoso director Benjamin Naishtat, que viene de recibir premios en el Festival de San Sebastian (consagrado como mejor director de la muestra, mejor fotografía y mejor actor protagónico Darío Grandinetti) nos brinda un film intenso, inteligente e insoslayable, sobre un tiempo anterior al golpe de l976. Primero realizó un gran trabajo de investigación sobre ese período histórico. Pero también sobre el cine de esa época, con tomas que replican la manera de filmar de entonces. Con una ambientación impecable y una fotografía a cargo del brasileño Pedro Sotero que termina de redondear un trabajo estético impresionante. Pero además de eso, ubica la acción en un pueblo pequeño cercano al desierto, lugar tomado como “el basurero”, pero también en su dimensión ontológica, donde ocurren las escenas cruciales. El tema del film es hurgar como en todo momento histórico, en la antesala de los hechos mas oscuros, ya en toda la sociedad anida el germen, el sustento de lo que ocurrirá, y que, por acuerdo u omisión, todos hemos contribuido a lo que después explota. Como lo mostró Ingmar Bergman en “El huevo de la serpiente” o se ve en “La cinta blanca” de Michael Haneke. Pero en este caso, dolorosamente nuestro, profundamente lúcido. Con una trama que desarrollo los elementos del thriller que mantienen en vilo al espectador desde el principio al fin. Y el nivel actoral es de primer nivel. Darío Grandinetti con una entrega conmovedora, por momentos minimalista, profunda. Andrea Frigerio que vuelve al sorprender con una composición ajustada y significativa en un personaje que casi no tiene diálogos. El chileno Alfredo Castro como una especie de detective Columbo de sorprendentes aristas. Y todo un elenco ajustado a las intensiones del director. Una mirada inteligente y reveladora sobre la sociedad argentina, en sus pliegues secretos, en las pulsiones más oscuras. Un film que no hay que perderse por su gran calidad.

 


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