BOHEMIAN RHAPSODY

Es una película con contradicciones. Por un lado apela llegar al corazón de los fans de la música de Queen, una banda excepcional por donde se la mire y llega directo a la emoción. En especial con la recreación del concierto histórico “Live Aid”, realizado hace 25 años en el estadio de Wembley, que significo la reunión de la banda y su triunfo electrizante y único, en un encuentro donde solo participaban las leyendas. La recreación se hizo en un viejo aeródromo y se lleva el comienzo y el largo final de la película, con sus más de veinte minutos y es realmente alucinante. Será por eso que en los créditos figura el director Brian Singer, despedido después y reemplazado por Dexter Flechter que no tiene crédito, desvinculado después. En esos momentos de actuación y en la recreación de las grabaciones de los temas uno escucha a Queen, aunque se sabe que la voz de Freddie Mercury es una mezcla digital que aúna a la voz del ídolo, a la del cantante canadiense Mark Pastel y al actor del film, Rami Malek. Que además realiza una emocionante entrega total. Hasta acá lo mejor de la película. ¿Los defectos? Los tiene. Es que el guión de Anthony McCarten y Peter Morgan, y es fácil suponer con Brian May y Roger Taylor entre los productores, no existió la intención de hurgar profundamente en la realidad que vivió la banda y su líder carismático y único, siempre presente. Entonces quedó una historia ciertamente lavada, con muchas declaraciones y facilidades para concretar el éxito, como una fábula con frases comunes y demasiado usadas como “pensemos a lo grande”, “tenemos que ser fieles a nuestro estilo”, “no tenemos que tener límites en nuestra creatividad” y cosas por el estilo que resuelven situaciones que seguramente fueron muy diferentes, complicadas y ricas. Igual que lo que ocurrió con la parte escandalosa de la vida de Mercury, sus elecciones sexuales y su enfermedad. Y no es que las biografías cinematográficas tengan que regodearse solo con la parte oscura de los famosos, pero una profundidad y mayor espesor emotivo y vital en cada personaje habría ayudado mucho. Rami Malek aparece al comienzo con un postizo de dientes que impresiona por lo enormes, luego ese aditamento se atenúa. Aún con eso, pero con la ayuda de mucho gimnasio y la ropa de Julien Day, mas una actuación conmovedora, Rami Malek llega trabajosamente a que veamos a Freddie. Y es su gran mérito. Con la música de Queen en los oídos y retumbando fuertemente en los corazones y la nostalgia, el film tendrá un público que apreciara sus virtudes y mirará hacia otro lado con los defectos.

 

 


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