LA BOYA

Es sin duda el film más personal, más íntimo y confesional de Fernando Spiner. El director de “La sonámbula” y “Avallay, el hombre sin miedo” deja la ficción y se mete en un género riesgoso, mas que un documental, un ensayo sobre rituales, recuerdos y significados de toda una vida. Con guión del director, Aníbal Saldívar y Pablo de Santis y una factura técnica refinada que llega a la emoción por los mejores caminos. Es un viaje primero para hablar de su amigo poeta, Anibal Saldivar, que se quedó en Villa Gessell y tuvo la vida que Spiner eligió no tener. Cuando se formó y estudió en tantos lugares. Pero ese amigo también lo fue de su propio padre y se transformó en el depositario de un legado más que simbólico. No se trata solo de recuerdos: Es una reflexión sobre el valor del mar como presencia y metáfora, el poder de la poesía y la pintura, el testimonio de creadores que eligieron esas playas para vivir como Ricardo Roux, Pablo Mainetti, Juan Forn y Guillermo Sacommanno. En ese camino de rescates emocionales, propios y ajenos, el director nos regala imágenes perfectas, preciositas, impresionantes. Emergen de esas aguas calmas y tormentosas, amigas o amenazantes, la preciada amistad pero por sobre todo la relación padre e hijo que conmueve inapelablemente.

 


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