En esta secuela de una película exitosa, toda la acción se centra en el alma de un perro fiel, el “jefazo “del comienzo del film que se encuentra en una casa rural, con un matrimonio conteniendo a su hija, viuda muy joven, encantados con su nieta. Con una suerte de idea de la reencarnación almibarada y particular, ese animalito solo tendrá como propósito, en sus sucesivas vidas, de cumplir con la orden de su primer dueño, que le encomendó cuidar a su nieta que es separada de ellos. Un verdadero delirio de la filosofía budista. Con tantas vidas y muertes, la película funciona porque va directo a la emoción y la lágrima (muchas) pero hay que reconocerle que tiene un objetivo sólido de entretenimiento y logra sus propósitos. En el argumento esta el crecimiento de esa nieta adorada, primero padeciendo a su madre alcohólica y abandónica, que le gasta toda la plata destinada a su educación. Luego con su huida a Nueva York donde la chica quiere ser cantante pero es paseadora de perros (y…), luego el amor con sacrificio incluido, y los reencuentros familiares. Todo cierra, tiene un desarrollo y tranquiliza al final con una visión encantadora del más allá. Un esfuerzo que se valora por sobre todo cuando hay tanto perrito encantador con voz propia que nos explica cada detalle, no sea que algo no se entienda. Producto dedicado al público familiar, para hacer un programa conjunto. Eso sí, preparen los pañuelos.
LA RAZON DE ESTAR CONTIGO
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