Dos cineastas, Nader Messora y Joao Salaviza hacen de esta coproducción brasileño- portuguesa una curiosa película de ficción que sin embargo documenta con precisión, respeto,-fruto de una larga convivencia con el pueblo y la cultura Kraho, una manera tan lejana y fascinante de convivir con la naturaleza. Pero a través de la historia de un joven de 15 años, que debe asumir deberes a la muerte de su padre, que lo enferman y conflictuan. En ese camino hacia la adultez, el film nos permite ver la travesía de su evolución. Para curarse de sus males, el protagonista decide llegar hasta la “civilización”, un pueblo cercano donde lo reciben primero bien y luego lo olvidan, a ese chico dueño de una cultura que no toman en cuenta, que no tiene documentos ni domina bien el portugués. Un adolescente que no tiene ninguna enfermedad seria, salvo la “obligación” de crecer y asumir responsabilidades para las que no está preparado todavía. Una film curioso, interesante, que a través del protagonista Ihjac nos permite adentrarnos en territorios y tiempos desconocidos, tratados con respeto y claridad de ideas. Realizada en Petra Branca, centro norte de Brasil. La observación de la vida cotidiana en plena selva, pero también los conflictos de un protagonista con las responsabilidades que lo abruman.