DOGMAN

Matteo Garrone es el director que vuelve a brindarnos un film tan intenso, tan bien actuado, con un hombre que por momentos parece una víctima pero resulta también un victimario en un ambiente violento, crudo, con una mirada sobre las camorras, las mafia napolitana, sobre una situación de extrema pobreza, egoísmos, ignorancia. Una historia aparentemente sencilla, la de un hombre que cuida y lava perros para vivir, los ama, los respeta. Pero un vecino bruto, gigantesco, fuera de todo límite lo obliga a robar. La tienda Dogman queda en un barrio marginal, con vecinos tan feroces como cualquier perro de presa. Toda la película tiene un argumento que plantea situaciones entre muy crueles y delirantes, entre cierta compasión, del pequeño hombre que puede calmar al gigante, pero juega con fuego, con el mismísimo mal. El protagonista tiene la dimensión de la piedad hacia esos animales, a su hija, hasta a ese vecino atado a la locura. Pero ese contacto con una realidad desolado, esencialmente injusta, lo atrapara en toda la dimensión filosófica que plantea el film. Cuatro guionistas Ugo Chiti, Maurizio Raucci, Massimo Gaudioso y el mismo director le dieron forma a este film de extrema realidad pero con un costado imaginado, una intensión simbólica y reflexiva. Con un trabajo de iluminación de cámara muy ajustado, una paleta de colores expresiva y opresiva. Y además dos enormes actores. Marcello Forte absolutamente increíble. Edoardo Pesce en el rol brutal del gigante. Un elenco que brilla. No se pierda esta película.


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