Un adolescente en la época de Margaret Thatcher en Inglaterra, viviendo en las afueras de Londres, que siente que su mundo, sus ganas de escribir, su poeta interior son absolutamente incomprendidos por su familia de origen paquistaní, por su escuela, por su único amigo barrial para quien escribe canciones para su banda. Una sensación de la que nadie se salva en este mundo. La crisis económica, su etnia atacada y despreciada por los de extrema derecha, su condición de virgen, lo hunden en un camino sin salida. Y la salvación viene del anclaje económico de estar de moda con los rockeros leyenda. En este caso un cassette del gran Bruce Springsteen le descubre un mundo nuevo, siente que esas letras interpretan su vida, le ayudan a descubrir su propia voz, le despiertan una actitud rebelde, una profesora de literatura aprecia su talento y una chica activista su atractivo. La película tiene encanto, basada en una historia real (se descubre en los títulos con el personaje y su ídolo) pero se queda solo con eso. Con buenos ganchos en un comienzo aunque sin originalidad y luego cae en el lugar común que apunta descaradamente a la emoción. Si bien la comprensión real del drama familiar está bien mostrada no hay de parte de los jóvenes un cuestionamiento real a las costumbres tradicionales paquistaníes de elegir matrimonios, quedarse con toda la plata que ganan sus hijos y ejercer una dictadora patriarcal.
LA MUSICA DE MI VIDA
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