Cine que viene de Islandia, del talentoso Benedikt Erlingsson (“Historias de caballos y de hombres”), que dirige y co-escribe con Olafur Emilsson, una historia de una mujer justiciera, una militante a favor de la ecología en contra de la industria del aluminio en su país, que está a punto de firmar con China una expansión que puede ser letal para el equilibrio ecológico. Y esta mujer, como una moderna Robín Hood, con arco y flecha literal, será la única que se enfrenta a esa industria gigante. Claro que de vuelta a la ciudad en Reykjavik ella es una adorable maestra de coro insospechable. La inteligencia del realizador es tomar a esta mujer poderosa, que luego será perseguida por drones y cuerpos de inteligencia, en un momento de su vida en que puede concretar un sueño acariciado por años, adoptar a una niña ucraniana, sobreviviente de una guerra. Pero también se enredara amorosamente con una hermana gemela y un supuesto primo que ayudara con la excusa del deber de la sangre. Todos elementos jugados con ironía, humor, un recurso tomado de Kusturica, una orquesta que será el elemento sonoro en vivo o un coro de mujeres ucranianas, que se involucran emotivamente en las escenas. Además de ese paisaje glorioso que gracias al director se siente en el cuerpo y dan ganas de proteger amorosamente. Discusiones éticas, solidaridad, críticas a la política contra los extranjeros, humor, gran actuación de la protagonista Halldora Geirharosdottir. Una película para disfrutar y pensar, transgresora y luminosa.
MUJER EN GUERRA
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