Un tema inquietante: La autorización para la CIA para aplicar torturas en los sospechosos de terrorismo luego del atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre. Y una minuciosa investigación encargada por la senadora Dianne Feinstein a un obsesivo Dan Jones que se encontró con filmaciones destruidas y solo los mails de los involucrados como material para llegar a la verdad. Con esta base real, el realizador y autor Scott Z Burns(opera prima en largometraje, famoso guionista) construyó un film expresamente seco, para adentrarnos en una oscura etapa del gobierno de Estados Unidos. Después de ese atentado la obsesión era adelantarse a los planes del terrorismo, y ese momento sirvió para la aparición de profesionales siniestros y prácticas aberrantes. La intrincada trama muestra lo que ocurrió durante la administración de Bush y como Obama lo desactivo. Pero también la tentación de muchos de guardar todo debajo de la alfombra. Y los desalentadores resultados finales, a pesar de la verdad contundente del resultado. Burns habitual guionista de Soderbergh (que es uno de los productores del film) está influenciado por el estilo del director, construye con solidez y claridad todo el film. Conto además con dos grandes actores. En el centro de la escena Adam Driver para dar con el tono justo de un hombre que deja de lado todo en su vida para encontrar evidencias de lo que ocurrió, que reprime sus sentimientos hasta que la indignación lo gana. Driver se luce como siempre. Y otra grande Annette Bening, en el papel de la senadora que no se detiene ante presiones, en una composición ajustada, llena de matices y miradas perfectas.