Tiene muchos atractivos. Esta la música de ese genio que fue George Michael que se pega a las musiquitas navideñas pero con el corazón roto. Esta Emilia Clarke amada por los millones de fanáticos de Game of Thones. El galán bombón Henry Golding. Y grandes actores como Emma Thompson, de ella es la idea y el co-guión con Bryony Kimmings, Michelle Yeoh y siguen los nombres. Y no es una situación de alegría impuesta, sino una historia de una chica que perdió su rumbo, sus sueños, que vive en los sofás de los amigos cada vez más escasos por culpa de sus torpezas, que se lleva pésimo con su familia. Hasta ese punto tiene encanto. Luego tiene un encuentro con el hombre que llama su atención y la intriga por ser tan distinto. Más no se puede contar. La historia tiene su seducción, pero el twist que utiliza no es original y llama la atención por eso. Los actores desparraman simpatía y mas que una historia de un romance intenso e inesperado, es el de la superación con la simple tarea de la recomposición de los afectos cercanos, mas una poco forzada intervención en un hogar de homeless para el toque festivo. Emilia Clark se siente cómoda sin tener hijos dragones y se entrega a este entretenimiento que no empalaga y puede disfrutarse cómodamente.