El guionista Anthony McCarten (“La teoría del todo”, “Las horas más oscuras”) imagina la interna de la renuncia del Papa Benedicto XVI y la llegada Papa Francisco. En esta historia sólida que permite el enorme lucimiento de dos grandes actores como Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, se imagina una serie de encuentros entre el hombre que gustaba expresarse en latín y se oponía a toda reforma y el argentino como su opositor temido. Y como rodeado de escándalos, los conocidos como “vatileaks” que llevaron preso a su mayordomo, mas los de su hermano Georg Ratzinger vinculado con al abuso de menores, se encontró en una muy difícil situación. Por su parte el cardenal Bergoglio había llegado a la conclusión de renunciar a su cargo y dedicarse a atender alguna iglesia pequeña y a sus feligreses. El talento del guionista armó una historia que arranca en el 2005 cuando muere Juan Pablo II, y el cardenal argentino es el segundo más votado en las primeras rondas. Compone un encuentro Bergoglio quiere renunciar a ser cardenal, y como en una serie de conversaciones creíbles y no comprobables, posiblemente mucho más incómodas, estos hombres logran comunicarse, confesar sus pecados, y confraternizar. Esa es la base del film que se apoya en las extraordinarias actuaciones que se registran en primeros planos conmovedores, donde Meirelles huye del encierro, elige jardines, y una reproducción de la capilla Sixtina impresionante. La película conmueve. Bergoglio considera que no es digno del papado porque no actuó como debía durante el proceso. En esos flashbacks Juan MInujin realiza una electrizante composición de la juventud del Papa, Es un film que habla de redenciones y arrepentimientos, de fe y crisis de fe. Es emotiva, está muy bien actuada y bien dirigida. Vale la pena.