LUZ DEL FIN DEL MUNDO

Es un extraña distopía donde las mujeres ha sido víctimas de una plaga, y la acción imaginada, escrita, dirigida y protagonizada es de Cassey Affeck que encarna a un padre que huye con su hija, aparentemente autoinmune a la enfermedad. Es una situación que no se explica, que se emparenta con “The Handmaid´s Tale”, inevitablemente. Muy pocas referencias se hacen a mujeres sobrevivientes esclavizadas o con destino marcado. Lo suficiente para  que ese padre le corte el pelo a su hija, la vista de varón y la haga pasar por tal todo el tiempo posible. Los conmovedores momentos del film están en el interior de una carpa donde el padre le cuenta a su niña todo lo referente al arca de Noé, que luego adquirirá un nuevo significado. La química entre ese tono casi murmurado de Cassey Affleck y la vivacidad y comprensión de Anna Pniowsky que aprende, cuestiona a su padre y crece ante nuestros ojos, es de lo mejor del film. Ambientado en una zona fronteriza, donde la presencia de hombres siempre será un peligro, aun cuando llegan a una propiedad de la familia, ocupada por adultos religiosos y aparentemente amigables. Todo el entrenamiento de vía de escape, rutas alternativas, códigos rojos que practican ese padre y esa hija tiene su razón de ser. Es un film donde el peligro, borroso, difuso la mayoría de las veces, con un estallido se percibe siempre y está muy logrado. Peor lo mejor sigue siendo ese padre educando a su hija en su crecimiento y empoderamiento.


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