Con la dirección de Sophie Loran y guión de Catherine Leger, esta comedia fresca y divertida muestra las experiencias de un trío de amigas, pero especialmente lo que le ocurre a Charlotte cuando descubre que su novio es gay, un hecho en sí que no la problematiza demasiado, está más preocupada por su “dependencia emocional”. Y por eso decide experimentar con independencia de sus sentimientos, en distintas relaciones sexuales. Un trabajo en una gran tienda de juguetes le permite conocer a chicos jóvenes de su edad, casi siempre dispuestos a la conquista de las nuevas empleadas. Y así se lanza Charlotte a una verdadera colección de aventuras en un ambiente que equivocadamente supone falto de prejuicios y sin normas morales estrictas. Cuando descubre que no es así y las críticas le llueven, igual que la antipatía de sus compañeras, más las habladurías de los chicos que se jactan de sus proezas, impulsa una abstinencia sexual. Divertida, se dedica a mirar las experiencias adolescentes con soltura, gracia, con un grupo de actores muy frescos y entregados. Pero el film que parece encaminarse a mostrar el empoderamiento de las jóvenes mujeres se queda a mitad de camino, se transforma en una película que prácticamente defiende los valores más tradicionales, por fuera de la sintonía de la época actual. Solo entretiene.