STAR WARS: EL ASCENSO DE SKYWALKER

Se termina el suspenso y los interrogantes. Están todas las respuestas, lo que se esperaba y más. Esta entrega número nueve de la saga que empezó hace 42 años, ¿termina?, concluye con mucha acción, una primera hora un tanto complicada y con un poquito de humor, con el dúo de los personajes  de Oscar Isaacs y John Boyega afianzados, con personajes nuevos, con reapariciones y las últimas escenas de Carrie Fisher en escenas no vistas, que nos dejan con ganas de ver más. Pero en acento, lo dramático y emotivo esta en esa pareja de actores atrayentes e inspirados que son Adam Driver y por sobre todo Daisy Ridley. Para Driver las dudas y tentaciones del lado oscuro que los transforma en una suerte de Hamlet intergaláctico. Para Ridley revelación tras revelación. Ella luce determinada, poseída y marca definitivamente el ascenso de las mujeres para la saga. Que JJ Abrams haya tomado nuevamente el timón en dirección y escribiera el guión con Chris Terrio significa que se empeño en cerrar como se debe toda la historia, pero por sobre todo, además de lo esperado, otorgarle emoción- hasta las lágrimas- escenas memorables, y una mirada hacia el poder oscuro que puede identificarse fácilmente con el avance de fuerza fascistas en el mundo. Algo que no es menor. El coctel tiene todos los ingredientes, la épica avanza, un poquito de humor – los nostálgicos recuerdan esos elementos frescos y sorpresivos- atisbos de romances, peleas que cortan el aliento, un trabajo de efectos especiales, diseños de arte, que funciona perfecto, y las convenciones y lugares comunes que aceptamos de buen grado. El resultado es gratificante.


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