La miniserie más esperada, la que tiene fanáticos propios, la que seguramente será vista por sus seguidores en alegre maratón. Es que esta cuarta temporada tiene ingredientes realmente atractivos. Por un lado los acontecimientos resultan más cercanos, recordables, nos involucran directamente, o fueron alimento de las revistas del corazón y programas de televisión durante años. El período histórico abarca desde la elección de Margaret Tathcher hasta su ocaso, su política de ajuste, las características de su personalidad y la relación con la reina, dos mujeres criadas para ser firmes y ejercer el poder. La guerra de las Malvinas tiene su especial tratamiento, y la manera en que la primera ministra se embarco en la contienda más por sus intereses políticos y en contra de todos sus partidarios. Fue la única razón y oportunidad para ubicarse en el centro de la escena y ser popular. Pero también el foco de atención esta puesto en el heredero al trono, el príncipe Carlos amarrado a su gran amor Camila Parker Bowles, una relación inaceptable para la casa real, y como finalmente refleja la miniserie, tampoco ella quería pagar el precio de un escándalo, o una abdicación, en especial cuando Diana había ganados una enorme popularidad. Finalmente ese príncipe dubitativo y sufriente, decide que encontró a una candidata suficientemente joven como para ser dócil y manejable, Diana Spencer. La boda fue el gran acontecimiento con cobertura globalizada. Pero esa jovencita se dará cuenta, muy rápidamente, como terminan los cuentos de hadas y cuan crueles pueden ser los que portan coronas y coronitas. Pero al margen de las más conocidas y amargas historias de ese matrimonio por conveniencia, la infidelidad permanente de él, las aventuras ocasionales de ella, sus intentos de reconciliación, sus problemas alimenticios., hay otro aspecto, todavía mucho más oscuro de esta familia tan especial.
Lo que muestra el libro de creado por Peter Morgan es a una familia entrenada en un protocolo rígido que transformó a todos, desde la reina madre, la reina y toda su familia en seres impedidos de demostrar el más mínimo sentimiento, incapaces de cualquier expresión de cariño, tallados en la crueldad. En unos de los capítulos más escalofriantes, se muestra como se “extirpan” literalmente de la luz pública y privada a quienes pueden provocar críticas o cualquier discusión del poder. Decisiones tomadas por seres más endurecidos como el acero. Y además de que manera afectan los derechos sucesorios, los que son dejado de lado, los que se sienten adornos, los que por un nacimiento quedan fuera de las reverencias.
En materia de dirección de arte, detalles de vestuario y peinado, maquillajes, todo tiene una excelencia probada hasta en los más mínimos detalles. Curiosidades como conseguir los empaques correctos de las comidas, los celulares viejos, todo el escritorio de trabajo de la reina y sus objetos, las pelucas ,seis para cada personaje femenino, las mascotas reales. Se muestran más de noventa locaciones aunque el 75 % de la filmación se hace en estudios.
El elenco es espléndido. Olivia Colman compone a la reina con esa economía de gestos, pero con una intensidad única. Se la va a extrañar, todo el elenco se despide en esta temporada, para la próxima se buscará a actores de más edad en los roles principales. Gillian Anderson, que saltó a la fama con “Los expedientes X”, que tuvo éxito con “Sex education”, compone aquí a una Margaret Tathcher muy ayudada por el maquillaje, el vestuario y los peinados, pero con una labor corporal, con un compromiso de composición realmente brillante. Emma Corrin también encuentra en su rol de Lady D una consagración, esa mezcla de niña angelical a la que torturan y su proceso de oscura venganza, sus ganas de agradar a cualquier precio, presagian su destino. El punto de actuación que encontró Corrin entre vulnerabilidad y rebeldía es muy ajustado. Josh O´Connor encentra los matices tortuosos, sufrientes y desamparados para su príncipe Carlos. Helena Bohan Carter tiene para lucirse con su Margarita buscadora de verdades, sola y desencantada. Todo el equipo de actores es digno de elogio.
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