LA VENGANZA SIN LÍMITES
Ya con una primera parte exitosa y contundente, la segunda temporada de Sky Rojo trae una apuesta mucha más dramática, despojada del humor negro de la primera, donde las tres protagonistas se embarcan en una carrera para calmar la inquina, como lo explica Coral, “una fuerza interior que consiste en querer hacer daño a quien te lo hizo”. Un combustible que los creadores de la serie (y de “La casa de papel”) Alex Pina y Esther Martínez Lobato, utilizan en frenética explosión y carrera, con situaciones cada vez mas riesgosas y límites. Es tal el grado de adrenalina de cada capítulo, con escenas muy bien filmadas en esos exteriores fascinantes de Tenerife, que los tiros, las trampas y la crueldad se vuelven moneda corriente. Y la sangre se transforma en el vestuario de cada personaje. Por supuesto que nos faltan los flash backs de ese burdel donde el personaje de Alcier Elsianda descarga su filosofía hiriente del placer, sus fiestas épicas y sus conflictos, a la par de ser el escenario de crueldades, sadismo, y sometimiento de las chicas del lugar. La combinación de huídas y persecuciones, con refinados castigos y crueles dispositivos, con escenas de sexo forzado y chicas ofreciendo sus servicios en el prostíbulo, es una combinación que surtió gran efecto atractivo en la audiencia en la primera parte y que aquí se dosifica con habilidad.
El trío de protagonistas femeninas encarnadas por Lali Esposito como Wendy), Verónica Sánchez (Coral) y Yani Padro (Gina) esta empoderado y potenciado. Tienen una sed de venganza que poco tiene que ver la saciedad y la reflexión. Tanto ellas como sus perseguidores/ perseguidos Miguel Ángel Silvestre y Enric Auquer, entran en un vórtice de violencia que no los deja pensar cuando solo se trata de sobrevivir a tanto vértigo. Los momentos pacíficos son los que ponen a los personajes a las puertas de la muerte, un camino que se niegan a transitar con empecinamiento.
Para el gran público cautivo de la primera parte, un banquete muy bien servido.