MUERTE EN EL NILO

Los memoriosos y cinéfilos recuerdan la versión de 1978 de esta novela de Agatha Christie y un elenco de luminarias (Bette Davies, Angela Lansbury, David Niven, por nombrar algunas leyendas) y con la posibilidad de filmar en los verdaderos escenarios de Egipto. ¿Esta versión es mejor que la de Juan Guillermin?: No. Pero aquí nos encontramos con otros atractivos, algunas actualizaciones y ciertos y fascinantes prodigios técnicos que permiten gozar de las pirámides de Guiza, la gran esfinge,  y la fachada del templo Abu Simbel con visiones muy corpóreas. La mirada hacia el Hércules Poirot que le otorga el actor y protagonista Kenneth Branagh lo humaniza, cuenta algunos secretos, como el origen de su doble bigote, sus penas de amor. También si bien sigue siendo ególatra, infalible y temible en sus deducciones, aquí se vuelve vulnerable, emocional y más atractivo como personaje. Con menos cantidad de celebridades que en “Crimen en el expreso de Oriente”, esta segunda versión de Branagh y el guionista  Michel Green, es más entretenida, mucho más fastuosa y pasional. Las dos horas y siete minutos se pasan volando. En el argumento una mujer muy rica y poderosa le quita el novio a su amiga e invita a familiares y amigos a un crucero por el Nilo, que es su luna de miel. Claro que a poco de pasear entre lujos y vestuarios exquisitos, se empiezan a acumular los cadáveres y Poirot está al borde del ataque de nervios y después muy dolido aunque no contaremos porque. Hay momentos especialmente logrados como la entrada de Gal Gadot con un modelo de Paco Delgado que parece metal liquido sobre su cuerpo y el baile donde fascina a su próximo marido, y la resolución del enigma. Algunos toques actualizan las relaciones con una mirada contemporánea y nada sobre los rumores sobre Armie Hammer (múltiples denuncias por abuso sexual) que seria borrado del film, nunca sucedió. Se lucen especialmente además de Branagh, Annette Bening (aunque uno quisiera verla más), Emma Mackey (estrella de Sex Education), Laetitia Wright y  Sophie Okonendo, con la voz de Sister Rosetta Tharpe que es simplemente fascinante y única. Asesinatos y crueldades varias entre tanto glamour acumulado, un grupo de invitados donde todos pueden ser culpables, sello de doña Aghata,  conforman un entretenimiento agradable y atractivo, un policial a la vieja usanza,  para verlo en un buen cine.


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