Una propuesta que en tono de comedia ligera, con toques románticos, nos hace pensar en la muerte y en lo finito de la vida con el aporte del bienvenido humor negro. O quizás habría que decir con el humor que practica en su vida el realizador Fernán Mirás, un hombre capaz de encontrarle gracia a los momentos más extremos de la existencia. Una versión personal de una comedia vasca del 2012 que adaptaron muy libremente Beatriz Carbajale, Rodrigo Vila y el propio director. Mirás ya demostró en “El peso de la ley” su fluidez para el lenguaje cinematográfico. Aquí además elige a un elenco realmente bueno, Natalia Oreiro, Diego Velázquez, Paola Barrientos, Ariel Staltari, Alberto Ajaka y Violeta Urtizberea. Logra de ellos una entrega, una frescura, una complicidad brillante y por momentos emotiva, lejos del sentimentalismo y los lugares comunes. Una joven mujer enfrentada a un diagnóstico inquietante recibe la visita de sus amigos incondicionales, una amiga que sufre más que la protagonista, un colgado que se obsesiona con lograr tener un hijo, y ese amor tan evidente pero nunca concretado con el galán brillante menos pensado (Velázquez agradeció públicamente que lo eligieran para este papel, tan alejado en su carrera de sus roles dramáticos). Entre esos amigos de “fierro” y sus relaciones, entre lo inevitable y el calibre del humor más oscuro e infrecuente en la producción nacional transcurre este film logrado, agradable y disfrutable.