Una muy graciosa comedia israelí realizada por Moshe Rosenthal, que se inspiró en sus propios padres para escribir un guión con toques costumbristas y algunas audacias. Un matrimonio de clase media acomodada, cuyos integrantes nunca desafiaron las reglas impuestas por la sociedad o las género, que no cumplieron sus sueños, se enfrentan a un catalizador impensado que los da vuelta como un guante. La llegada de un vecino, el dueño del karaoke en cuestión, un soltero agraciado que vive de fiesta en fiesta, enfrenta a cada miembro de la pareja a sus frustraciones y tentaciones. Para ella bailarina, seductora empedernida, la pasión por una vida libre sin ataduras. Para él recordar su vocación por ser actor, soñar con ser modelo y atreverse a algunas osadías sin graves consecuencias. Sarcástica y bien llevada, con grandes actores y buenos climas, el entretenimiento está asegurado. Y aunque ese solitario Don Juan sin restricciones muestra también su lado frágil, algunas verdades sobre racismos e intolerancias también salen a la luz pero sin riesgos demasiado tajantes. Apenas un sacudón a un matrimonio de muchos años que rompe solo un poco con sus rutinas de años.