Como la famosa atracción del parque temático de Disney, pero sin la suerte que corrió Piratas del Caribe, que fue un éxito, esta película lo tiene todo para entretener, gran elenco, catarata de efectos, mucha creatividad, aunque sin resultado esplendoroso. Hay escasos sustos y pocas risas, aunque cumple con un entretenimiento sin sorpresas y un tanto alargado. Para llegar a la mansión del título y sus huéspedes correspondientes, la trama se alarga y se complica, innecesariamente en el guión de Katie Dippold. Los actores elegidos son buenos pero no tienen, como ocurre con Danny DeVito, el irreconocible Jared Leto, Jamie Lee Curtis u Owen Wilson ese ritmo necesario para la comedia. El registro de Lakeith Stanfield y Rosario Dawson esta fuera de lo festivo. Pero fundamentalmente el guión no rinde en el humor ni da miedos de efecto. Todo lo demás es lujoso, deleitable, los rubros técnicos y de efectos visuales y sonoros funcionan a la perfección y una platea familiar sin grandes exigencias no la pasara mal.