Mercedes Moran es el alma de esta película, su protagonista, la autora del libro junto al director Gastón Giralt, siempre presente en cada escena, iluminando con sabiduría un destino de mujer que la sociedad se empeña en no mirar. Contar una historia de una adulta que ya cumplió con todos los mandatos de una sociedad patriarcal, poner el foco en alguien que se despeña, es desde el vamos un desafío poco común. A la protagonista, un hecho aparentemente poco importante pero que ella vive como una traición, se le va la empleada domestica de toda la vida, es el origen de todo. A partir de ahí se abre la puerta hacia un mundo que se desploma: su acomodada rutina en un pueblo pequeño y chato. Norma tiene una madre y una hija con la que se comunica a su manera, de poco contacto físico y relativo interés, un marido con una relación inexistente e infiel, y una falta de aire que la ahoga. Lo bello e inteligente de esta comedia fluida, sabia y profunda es el camino de una mujer que se abre paso a pequeñas libertades que luego le permitirán seguir su deseo, no conformarse más con el deber ser. En el elenco brilla Lorena Vega, la psicóloga que ella busca como amiga, compañera de “atrevimientos”, Elvira Onetto su madre octogenaria, Mey Scápola como su hija (real y de ficción) y Alejandro Awada. El resultado es la gozosa experiencia de ver florecer a una Norma relajada que no pretende bajar línea ni imponer verdades, solo se trata de vivir y dejar vivir sin conformarse.