Es una precuela de “Charly y la fábrica de chocolate”. Para escribirla el director Paul King, el mismo de las dos “Paddington” y su co-guionista Simón Farnaby se basaron ese mundo de fantasía del famosísimo Roal Dahl, con su cuota de villanos crueles, pero también en el mundo desamparado de Charles Dickens, pero donde los buenos de corazón tienen la convicción y la certeza del triunfo de la bondad. Con mucha creatividad ubicaron la llegada de Charly a Paris, antes de la guerra, con su ilusión de instalar su negocio de chocolates increíblemente creativos y sabrosos. Con su capacidad de mago y su sapiencia, un número musical lo presenta en sociedad, en el medio de una famosa galería comercial, con gran éxito. Pero al mismo tiempo enciende las alarmas de un cartel de chocolate, con tres hombres de negocios al mando, que esconden su preciada materia prima en una bóveda ubicada debajo de una iglesia, manejada por monjes corruptos. Ellos alertan a la policía que también se le pone en contra. Y por si fuera poco el pobre Charly cae a un hotel donde la dueña le hace firmar un contrato de muchísima letra chica que lo deja en status de esclavo para trabajar en su lavandería subterránea. Claro que el chico bueno y sus aliados, en especial la niña encarnada por una verdadera revelación que es Calah Lane, luchará contra los infortunios y finalmente se saldrá con la suya. Timothee Chalamet se luce en el baile, en la lánguida y sorprendida credulidad de su personaje y se defiende muy bien en el canto. Un actor talentoso que hará las delicias de sus admiradores. En el elenco, reducido a pocos centímetros Hugh Grant es un increíble Oompa Loompa, y se lucen Olivia Colman, Keegan-Michael Key,Rowan Arkinson, Jon Carter y siguen los nombres de famosos y talentosos. La historia se hilvana con números musicales vistosos que casi llegan a lo empalagoso pero nunca se pasan de raya. Lanzado como un producto para niños, es realidad un cuento de magia, baile, buenos y malos que disfrutará toda la familia.
WONKA
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