El legendario John Woo el de Misión Imposible II, el que sorprendió con The Killer en 1989, el que creó un estilo de acción sangrienta, con momentos frenéticos y cámaras lentas,en el fenómeno llamado “Heroic Bloodshed” (matanzas heroicas) regresa con una curiosa producción. En la película no existen prácticamente los diálogos. Si bien el héroe es atacado en sus cuerdas vocales y queda mudo, es apenas un detalle en este ejercicio cinematográfico curioso. Tiene sonido, efectos de sonido, un mundo de ruidos y parloteos de fondos. Pero en el centro., un padre que quiere vengar la muerte de su niño, por una bala perdida en un tiroteo de pandillas, se impone una misión simple y por supuesto desmesurada. Ese hombre que se entrena, se arma, se transforma en un vengador, se despacha a decenas de hombres armados en escenas diseñadas con perfección e innovación. Acción pura. No se le pida mucho más. El maestro trabaja y demuestra que en esas violencias desatas es único, en los elegantes pases del pasado al presente es increíble, en la valorización de la imagen también. ¿Alcanza? Si sos fanático de la acción, en una historia sin sutilezas, si.