La puerta de entrada se abre a temas muy complejos, cuando los adultos mayores por problemas de salud ya no pueden vivir solos y el derecho que todos tenemos a decidir sobre los pasos a siguientes a un diagnóstico médico inquietante. Un matrimonio y su hijo, llegan a la casa del papa de ella. Es el lugar de su infancia, en el pueblo donde también se crio su marido. El pasado y sus recuerdos traumáticos se unen a la realidad de las relaciones, lo que resisten, lo que conocemos del otro. Planteos de relaciones inter- familiares que se tensan y se transforman, especialmente cuando el protagonista joven trae la noticia de una epidemia, que no es el covid pero se inspira en lo vivido y escuchado, y la situación se transforma. Con la dirección de Miguel Ángel Rocca sobre un guión impecable de Santiago Ambao, el suspenso se instala con la maquinaria de un policial tensando todas las cuerdas, con misterios que en dos ocasiones son palabras al oído que dejan a fuera al espectador, para atraparlo aún más. La frase publicitaria dice “no siempre lo ves es lo que es “ y tiene mucha eficacia para este film. Victoria Almeida lleva un protagónico con todos los matices y Jorge Marrale asombra con su intensidad, con un personaje casi sin diálogo, pero absolutamente clave.