En el tema de las películas románticas, con un público adicto mayoritario, este film les va a proporcionar romance previsible, toques audaces y el imprescindible final feliz. Para el director Will Gluck, que escribió el guión con Ilana Wolper, la ambición es una versión de “Mucho ruido y pocas nueces” de Shakesperare, que no está armada al ritomo de una diversión pochoclera grata. La pareja protagónica de Sidney Sweeney y Glen Powell, dos buenos actores, se prestan a un juego con buena química que se desarrolla en dos tiempos. Un primer encuentro puro deslumbramiento en una confitería que al día siguiente se frustra por una serie de malentendidos. Ella huye antes de que el despierte y cuando se arrepiente y regresa lo escucha hablar muy despectivamente. El tiempo transcurrido solo los hará masticar odio hasta que se cruzan por una boda. Ella abandono los estudios, le teme a los compromisos, huye de un ex novio que sus padres le quieren imponer. El es pura apariencia, inseguro, también con una ex rondando y más vulnerable de lo que admite. Los dos fingirán quererse hasta que pase lo que tiene que pasar. Levedad, sonrisa y entretenimiento.
CON TODOS MENOS CONTIGO
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