Otra vez Lucia Puenzo sorprende con la elección del tema y su fascinación manifiesta por los desclasados, observados en toda su intensidad dramática y llevados muy bien por un potente guión, de la directora con Lucia Lorena Ventimiglia. Se basa en una realidad poco conocida, en los sobrevivientes que son tocados por la fuerza indomable de un rayo, que les dibuja en el cuerpo el recorrido de su fuerza y que cuando despiertan de esa experiencia extrema ya no son los mismos. Con esa atractiva selección, con una mezcla de géneros que abreva en lo fantástico, lo misterioso, lo policial, con dramática locura, Puenzo construye un film de belleza atrayente, de oscuridad de deseos, de viscerales emociones. La protagonista, encarnada por la talentosa Mariana de Girolamo, con ese aire ausente y andrógino se revela rebelde, inspira una sexualidad salvaje, hace frente a ese deseo por la electricidad y se descubre nueva y empoderada. A su lado se luce, muy especialmente, Germán Palacios encarnado a un médico con métodos especiales que lidera un grupo que se parece demasiado a una secta. Un film que construye un mundo propio feroz y alucinante.