Dos enormes actrices como lo son Julianne Moore y Natalie Portman demuestran su talento en este film complejo que según su director Todd Haynes demuestra como los humanos ejercitamos una “colosal negación de mirarnos a nosotros mismos”. El film que recibió la Palma de Oro en Cannes y una larga lista de premios que incluye la nominación a mejor guion escrito por Samy Burch, muestra la historia de una mujer que quiere enterrar su pasado contrapuesta a otra que quiere descubrirlo a toda costa, como una depredadora serial, que por momentos dota a la película de un clima de terror. La historia se basa en hechos reales, el caso de Mary Kay Letourneu, una maestra de escuela de 30 años, casada, con un hijo, que es sorprendida teniendo sexo con un alumno de 13. Va presa, tiene a su primer hijo de esa relación en prisión y cuando sale libre sigue con ese chico ya transformado en adulto y arma otra familia. Fue un caso con el que la prensa amarilla se hizo un festín. La película comienza 20 años después, cuando la familia recibe a una conocida actriz que viene a conocer el caso porque protagonizará una película sobre lo que ocurrió. Es un drama con muchas capas de comprensión. Julianne Moore le dota a esa mujer de una aparente fragilidad, que domina los hilos y juega a no saber que lo que hizo es correcto o incorrecto. Aparece con un matiz de manipulación. Es también alguien que juega a no saber que nunca fue del todo aceptada en su entorno familiar y social. La visitante tiene la voracidad desatada y perversa. Esas mujeres juegan la dualidad de su pasado y su presente. La película tiene momentos maravillosamente logrados y otros de fría observación, de extrañamiento. Las protagonistas son insuperables.