En el centro de esta película esta Jackie Chan que no solo recuerda como fueron sus comienzos como doble de acción, sino que intenta y logra rendirles homenaje a esos hombres que se ponen el peligro para que las películas corten el aliento con sus habilidades. Hay nostalgia y una crítica al abuso del CGI que dejó a tantos fuera del combate laboral. Pero también hay una historia de reencuentro con una hija que se sintió abandonada por su padre, su novio abogado, y una deuda impaga que amenaza la vida del compañero del protagonista. Estamos hablando de su caballo que es tan preponderante como Chan en este argumento gracioso, melodramático por demás, con buenas escenas de acción muy bien coreografiadas y el encanto impresionante de su socio equino. Dicen que nunca hay que actuar con niños o animales porque se roban la película. Jackie Chan no conoce el miedo.