Una película para los que gustan del cine de autor, personal, jugado, como solo puede serlo Lisandro Alonso, que solo le pide al cine hacer lo que siente y que cada película suya permita una próxima, según sus propias palabras. Aquí casi se puede hablar de tres películas en una. Una primera parte en formato cuadrado que es un lúdico western que transcurre en una ciudad sin ley, con violentos pistoleros, mujeres prostitutas y un héroe sin nombre que busca a su hija. Participa Viggo Mortensen y Chiara Mastroiani que luego tendrá un sorpresivo enlace con la segunda parte. Esa que es el verdadero corazón del film que transcurre en una reserva del pueblo originario, un sistema que Estados Unidos no cambia porque no quiere. Un lugar donde los pobladores se enfrentas a enfermedades, hacinamiento, y a una soledad nevada tan profunda como la noche, tan severa como los grados bajo cero. Dos mujeres cumplen con sus trabajos. Una policía que sigue su rutina, prácticamente sin ayuda, por borrachos varados, peleas familiares con cuchillos enarbolados, ataques a tiros con reguero de muertos. Y su sobrina que entrena a jugadores de básquet. Las dos que se enfrentar a una realidad sin salida Pero una de ella emprenderá un cambio profundo. Por eso un pajarraco salido de la imaginación vuela sobre estos destinos, el salvaje oeste, la reserva sin futuro y termina en la selva con diálogos de dioses y humanos. Un film fascinante que nos queda dando vueltas en la cabeza y los sentimientos. Un creador tan personal como solitario y único.