Unir a una abuela con una pierna quebrada y gran adicción al alcohol, con un nieto adolescente expulsado del colegio, que odia estar con ella es una suerte de experimento que requiere de muchos elementos para ser atractivo. Tener a Charlotte Rampling como protagonista es un hallazgo, igual que el joven George Ferrier, toda una promesa. Ponerles personajes que pueden tener la misma amargura es otro acierto. En una, el pasado de una corresponsal de guerra, que tuvo un hijo a quien puso desde pequeño en un colegio y nunca le dijo quien era su padre. El otro un chico sensible que todavía no se repone de la muerte de su madre y alberga pensamientos muy oscuros. Entre los dos habrá un puente de comunicación con el humor espeso y el sarcasmo, con escenas muy fuertes lejos del sentimentalismo y una visión de la vida llena de ironía. Pero también de complicidad. Para Marton Csokas no quedo un gran personaje. Pero ver brillar a la Rampling es un verdadero placer. El titulo original “Juniper” alude a las bayas de enebro, ingrediente esencial de la ginebra que su personaje consume por litros. Una gran actriz y una joven promesa para la emoción sincera