WESTERN

La película de Valeska Grisebach es una reformulación del género de cowboys pero trasladado a la actualidad, con un tratamiento sutil, que crea constantemente tensión pero que nunca cae en un efectismo tentador o algún pecado grandilocuente. Un grupo de obreros alemanes son destinados a una zona rural de Bulgaria. Tienen que realizar una obra hídrica y llevan consigo esa carga de pueblo invasor que no olvidan y al que hacen referencia de palabra y con los hechos, como izar una bandera alemana en su campamento. Los vecinos del lugar los miran con recelo. Uno de los alemanes, el jefe, cree que puede llevarse el mundo por delante, mostrarse grosero con una bañista, quitarle el agua al pueblo. Entre su personal un hombre fuerte, muy flaco, guerrero de muchas batallas, pretende lograr un entendimiento con los hombres del lugar, aún con la terrible barrera idiomática. Un solitario y melancólico protagonista que busca arraigarse por amistad, lealtad, compañerismo. Nada será fácil, todo parece irreconciliable, “Cualquier cosa puede pasar en un pueblo” le dice uno de los líderes. La inteligencia del guión, escrito por la directora, y su talento para captar climas, detalles, lo sórdido y lo bello que surge entre esos hombres migrantes, dominantes y dominados. Todos tienen un código de comportamiento y zonas oscuras. No faltan los duelos, las armas, un caballo blanco, peleas, rivalidades. Momentos emotivos, y otros donde la violencia se palpa. Pero en un mundo como en el que nos toca vivir. Inteligente film con muy buenos actores.


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