De Francesca Comencini (hija del también famoso director italiano), basado en su propia novela, guionada por ella con Francesca Manieri y Laura Peolucci. Es una suerte de ensayo sobre el amor, desde el punto de vista de una protagonista desbordada por el fin de una relación que ella no acepta, que trata de ser sincera en el extremo casi insoportable, con argumentos intelectuales y deseos terrenos y obvios como el de concretar una matrimonio y tener un hijo. En un verdadero torrente de ideas y discusiones, pero que no carecen ni de lógica ni de humor, para desnudar a una protagonista encarnada con talento, belleza y energía por Lucía Mascino. Esa mujer que se mueve como el resto de los personajes en un mundo intelectual, tendrá un amor de siete años de pareja y mucho tiempo de soledad, rebelión, duelo y búsqueda. Lo más interesante del film esta en la ironía, la puesta en escena de distintas explicaciones como el valor de una mujer en el mercado sexual, según pasan los años y las opciones a mano. En contra una reiteración de inquietudes, miedos y la poca empatía que genera esa irritante protagonista aunque esté bien defendida por la protagonista, siempre al borde de la sobreactuación, pero que se limita como puede. Un mundo creado por la Comencini, que tiene originalidad y reiteraciones, lugares comunes y ganas de teorizar con profundidad no siempre lograda, en las aguas de la constante insatisfacción del mundo contemporáneo.