A LA DERIVA

Es el tipo de películas que toman a sobrevivientes de tragedias en la vida real, que primero narraron sus experiencias en un libro best seller y luego llega al cine. En este caso la protagonista Shailene Woodley, una ídola del mercado adolescente, es la productora de un film hecho a su medida de lucimiento. Y ella que sufrió y sufre en este trabajo,  y es el principal atractivo para sus numerosos fans. No en vano la siguieron en la saga de  “Divergente”,  y sabe tener el tono dramático “para llorar” cuando hizo de  paciente de cáncer en “Bajo una misma estrella”. Aquí dio un paso más en esta aventura terrible, sobrevivir a una tormenta de grado 4, estar como dice el titulo a la deriva en el medio del océano, con su pareja gravemente herida y sobrevivir en contra de toda esperanza. El caso de Tami Oldham Ashcraft  ocurrió en l 983, cuando ella tenía 23 años y su prometido Richard Sharp 34. De la historia real a la ficción hay cambios, los guionistas Aaron y Jordan Kandell, con David Branson Smith adaptaron algunas cosas que le permitieron al director islandés Baltasar Kormákur lograr un entretenimiento sostenido. Todo el tiempo y con buen ritmo se va de la supervivencia al inicio del romance, a la búsqueda de la química entre Woodley y Sam Clafin (“Los juegos del hambre 1 y 2”) que llega acertadamente, y el uso de la tormenta de manera equilibrada para que nadie piense que es un film catástrofe. La trama tiene además una vuelta de tuerca a los efectos dramáticos.


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