Un film inquietante de la directora chilena Marialy Rivas (“Joven y alocada”) con producción de Pablo Larrain y coproducción argentina. Esta basada en hechos reales pero la directora eligió un camino distinto y poco común. Primero construye una suerte de cuento de hadas donde una preadolescente cuenta su estilo de vida en comunidad, con un gran respeto por su líder, que se sugiere es su padre, y una madre ausente – “tuvo que partir” dice la niña, confundiendo al espectador en un primer momento. De a poco, muy de a poco, lo que se ve idealizado con escenas que muestran momentos de alegría y juegos, se vuelve siniestro en juegos sexuales y en el destino de la niña, reservada para cuando después de su primera menstruación, sea la que engendre al sucesor del líder. Aunque suene inusual para este tipo de situaciones, la protagonista concurre a una escuela y será una maestra la que sospeche que no todo esta bien en ese mundo ideal que cuenta su alumna. Sin embargo será ella misma la que después de un ritual brutal tomará el destino de un cambio en sus manos. La película, que muestra en toda su dimensión los alcances de un verdadero lavado de cerebro, con ese líder machacando con intensidad, a la protagonista y al espectador, de una manera hipnótica, disfrazando sus intensiones, pero que nunca atenúa la dimensión de la perversión y la locura, tiene momentos difíciles de soportar. Algunos hilos quedan sueltos, otros son poco probables, pero eso no invalida un film valiente, provocador e incómodo.