EL PRIMER HOMBRE EN LA LUNA

Damien Chazelle (“Wiplash” y” La la land”) apuesta a la sencillez, desecha la explosión patriótica y se mete en la mente de ese hombre que piso la luna, con un temperamento casi tan frío como nuestro rocoso satélite. Esa elección, la de basarse en la biografía de James Hansen sobre Neil Amstrong, con un guión de Josh Singer, es acertada. Ese astronauta ingeniero, paralizado emocionalmente por la muerte prematura de su hija, pero con el aplomo necesario como para soportar esas pruebas y errores, que con presión política, se sucedían en la carrera espacial, es un buen trabajo de Ryan Goslyng. El problema es el detalle, la larga extensión de la película que transita una meseta abrumadora y poco entretenida hacia la mitad de esta producción de 140 minutos. Pero cuando llega el momento del espacio, los efectos especiales, el buen gusto, la recreación de lo que sucedió, los silencios significativos, el film alcanza la potencia necesaria para llegar a concentrar la atención del espectador, sin emociones fáciles. Y logra llevarnos a la dimensión de esa primera vez en una nave tan pequeña que oprime a sus tripulantes. La comparación entre todo el despliegue de la NASA y la sencillez del hogar de Amstrong, con esa época de esposas esperando en el hogar, pero capaces de un temperamento sanguíneo explosivo, encuentra n la tan de moda Claire Foy a la interprete perfecta. Así como obvió el patrioterismo fácil, el director no se privó de mostrar la ansiedad de los representantes del poder, las críticas populares al costo de la carrera espacial, y en el medio de ese panorama simplemente a un hombre que deja de lado su ego y solo quiere concentrarse en cumplir su trabajo con cero carisma. Un tiempo histórico de contradicciones y asombros y una audiencia mundial única para ese pisada marcada en la luna en la inmensidad del espacio.

 


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