Una mujer bellísima, de cabellera platinada a lo Hollywood, en un pueblo, Unquillo, que llega a una casona de vacaciones que le pertenece, que ha sido vandalizada. Está con su hija preadolescente y una tristeza que se palpa. Las dos transitan un duelo que parece interminable, perdieron en un accidente al hombre de la familia. Entre esta mujer de melancólica quietud y su niña parece haber poco vínculo. Las rodea la soledad y el desamparo. Y para la directora Inés María Barrionuevo ese tiempo de dolores, ese atascamiento de emociones tendrá un bellísimo clima de fábula, oscuridad, colores otoñales, impulsos apenas atendidos, explosiones de humor, pero por sobre todo una quietud de pena infinita, de muy difícil solución en un futuro incierto. Apenas algunos atisbos de un poco de afecto, de recomposición leve, una cicatriz entre tanta herida, quizás el embrión de una nueva familia no convencional. La protagonista una magnética Umbra Colombo, que magnetiza con su imagen y su cuerpo de bailarina, más que por su composición del personaje. A su lado se luce la expresiva Victoria Colombo Arzubialde como su joven hija.