Del mismo director de “La novia”, Svyatoslav Podgaevskiy, también coguionista, que vuelve a abrevar en el folklore ruso para contar una historia de terror, que comienza bien pero luego cae en los estereotipos clásicos y trillados del género. Comienza con la tradición que ubica a las sirenas en los lagos, seres que pueden ser bellísimos u horripilantes, que seducen y se apoderan de los hombres, y solo pueden ser salvados si la victima entrega lo que mas quiere, otro ser amado en su lugar, para el sacrificio. Después de una sugestiva introducción se pasa a la historia de una pareja a punto de casarse. El padre del novio, un nadador de competición, enloqueció cuando su madre se ahogó. Pero el protagonista ignora que fue por la “terrible” sirena, y que su madre fue el sacrificio que liberó a su progenitor. Por eso los prometidos planean vivir en la casa paterna, cercana al lago donde ocurrió la tragedia. Y por supuesto se le aparece ese ser legendario que resulta ser una novia abandonada en el altar, que clama venganza. Un dato adicional que poco aporta, igual que la desgracia familiar, para un argumento que se resuelve con seducciones húmedas, efectos conocidos y una resolución no muy feliz ni creativa. Una pena porque la ambientación, la luz y la primera parte de la historia daban para más. Todo quedó a mitad de camino con una sucesión de posibles finales, sótano inundado incluido y pocos sustos. (##)